Publicada en La Pulseada nro. 82, Agosto de 2010
Por Magdalena Pérez Balbi
Fotos: Centro Vigo, Museo de Arte y Memoria
Cronología: Mariana Santamaría
Fotos: Centro Vigo, Museo de Arte y Memoria
Cronología: Mariana Santamaría
El 8 de abril de este año, un montón de gente se juntaba en el Museo de Arte y Memoria de La Plata para la apertura de Calle tomada. Una gran flecha amarilla sobre el asfalto invitaba a entrar a una muestra en la que once colectivos de acción en el espacio público intervenían el museo (en las salas, el patio y la calle) con distintas propuestas. Pero no empezó ni terminó ese día. En estas páginas, La Pulseada recorre desde el inicio esta muestra-laboratorio de arte y comunicación en el espacio público.
Calle Tomada empezó como una idea en borrador que la gente del Centro de Arte Experimental Vigo (CAEV) llevó al equipo del Museo de Arte y Memoria (MAM) a fines de 2008: hacer una exposición sobre intervenciones urbanas de colectivos platenses, rastreando los antecedentes locales y registrando los grupos activos actualmente. El disparador fue un viejo escrito de Edgardo Antonio Vigo, “La calle, escenario del arte actual” (1971) en el que distinguía un nuevo ámbito artístico en el espacio público, donde se interpelara al transeúnte con nuevas formas (no “sacando a pasear lo viejo”), con claves mínimas que lo movilizaran.
Desde ese momento, hasta la apertura de muestra, la “idea original” fue mutando. Era parte del juego: aquella no debía ser una muestra del CAEV o del MAM, sino una actividad pensada entre todos los grupos participantes, en la que cada uno interviniera en el museo con una producción que no repitiera ni documentara lo que realizan en la calle, sino que tuviera algún tema como eje. Se planteaba una muestra en un Museo de arte, pero sin curadores, artistas invitados ni obras seleccionadas.
Por supuesto, llevar el arte activista o las acciones e intervenciones callejeras al interior del museo, implicaba tensiones. Esa duda transitó por muchos de los colectivos convocados inicialmente. En algunos, les promovió discusiones que no habían tenido: su posicionamiento ante el espacio cerrado, institucional del museo, ante la definición de obra de arte y la identidad (o no) de sus producciones con lo artístico. Se fueron preguntando si querían o no sumarse a esta propuesta, que sentido tenía “entrar” al museo (y quien estaba del otro lado para recibirlos), que podían proponer, quien solventaría la muestra, etc. Otros grupos se sumaron sin conflicto, ya fuera porque lo habían resuelto en discusiones anteriores, porque no se consideran colectivos artísticos o porque encontraban una oportunidad expresiva (y comunicativa) distinta a la habitual. Cada uno de ellos fue haciendo su proceso. Algunos decidieron no participar.
La convocatoria podría dividirse en dos etapas: una exploratoria realizada durante 2009, en la que el CAEV entrevistaba a distintos colectivos platenses. Algunos se reconocían como grupos artístico-culturales (¡Y cuán amplia puede ser la definición de arte!) y otros consideraban las distintas formas de intervención urbana (los graffitis, pintadas, esténciles, figurones y convocatorias colectivas) como herramienta para la lucha política. Esos colectivos fueron sugirieron otros, abrieron sus propias redes y socializaron contactos, convocaron y recordaron más allá de lo que la gente del CAEV conocía.
La segunda etapa fue netamente colectiva. Desde diciembre de 2009 al día de apertura, en reuniones plenarias se ponía sobre la mesa cada uno de los aspectos de la muestra: el nombre, la feche, la organización del espacio, las propuestas de cada grupo, si se buscaba un tema como eje, si había auspiciantes o no, el catálogo, la posibilidad de un texto introductorio, de un video, las modalidades de difusión, los posibles participantes. Muchas tardecitas calurosas, en el CAEV primero y en el patio del Museo después, encontraron a todos los participantes discutiendo y dándole forma a esta muestra que también era un espacio de encuentro, un laboratorio de experiencias colectivas o una nueva instancia de coordinación entre grupos e instituciones que tenían un eje común: la intención de activar el espacio público.
El montaje “final”
Dijimos que la idea original fue mutando, pero no contamos cual fue su forma final. Calle Tomada se redefinió como una exposición de colectivos platenses de acción e intervención en el espacio público, que estuvieran en actividad. Cada uno intervendría en el espacio del Museo de calle 9 nº 984. En alguna sala, en el patio y/o afuera, en la vereda y en la calle. Sin delimitación previa de materiales, soportes ni dimensiones, cada colectivo presentaría lo que quisiera: stencils, murales, instalaciones, objetos modificables, textos, videos, talleres o cualquier otro formato. Como contextualización, una gran cronología ocuparía varias salas: fechas, nombres e imágenes que ayudaran a reconstruir una tradición de experiencias y activación del espacio público, desde 1968 al 2009. No aparecería un texto inicial que sintetizara ni explicara la muestra, sino un breve relato del proceso previo. Cada colectivo tendría voz a través de las intervenciones y en un audiovisual donde cada uno, mediante voz en off y fotos de las distintas acciones, contaba sus motivaciones y formas de producción.
Para difundir la muestra se hizo un golpe comunicacional: una stenciliada (a partir de un diseño colectivo) que fuera instalando coordenadas (las claves mínimas, al decir de Vigo). Entre el ruido visual de la ciudad, la imagen de una señal vial indicaba que, en 9 y 52, el 8 de abril desde las 18 hs. habría “experiencias colectivas”. Las radios y los medios de prensa comunitarios también dieron una mano: entrevistas, gacetillas y notas circularon en los días previos invitando a eso nuevo, distinto, que sucedería dentro y fuera del Museo de Arte y Memoria.
Después de varios días de montaje, arrancó la muestra. El MAM se llenó de “público”, recorriendo, armando su catálogo-carpeta, descubriendo y tocando, escribiendo y manipulando las obras. Videos, audios y colores por todo el museo. Un mar de gente dentro y fuera. Con la ayuda de solícitos contraventores se cortó el tránsito para poder pintar la gran flecha amarilla con el nombre de la muestra. Mientras la Unidad Muralista Hermanos Tello imprimía remeras en la vereda, Vatangueando tocaba en el patio del museo. Toda una fiesta.
Nada se mantiene prolijo
Otra de las particularidades de Calle Tomada era que debía trascender lo meramente expositivo. Se planificaron varios talleres abiertos (Cátedra de Artes Combinadas, Arde Minga, La Olla), una intervención callejera (La Grieta, Salida de Emergencia) y una charla abierta (ver Calle Tomada Federal) repartidos durante el mes y medio que duraba la muestra. Por otra parte, varios grupos presentaron producciones que se iban transformando y completando con la participación de los espectadores (que así dejaban de ser meros observadores y se transformaban en productores).
Calle Tomada empezó como una idea en borrador que la gente del Centro de Arte Experimental Vigo (CAEV) llevó al equipo del Museo de Arte y Memoria (MAM) a fines de 2008: hacer una exposición sobre intervenciones urbanas de colectivos platenses, rastreando los antecedentes locales y registrando los grupos activos actualmente. El disparador fue un viejo escrito de Edgardo Antonio Vigo, “La calle, escenario del arte actual” (1971) en el que distinguía un nuevo ámbito artístico en el espacio público, donde se interpelara al transeúnte con nuevas formas (no “sacando a pasear lo viejo”), con claves mínimas que lo movilizaran.
Desde ese momento, hasta la apertura de muestra, la “idea original” fue mutando. Era parte del juego: aquella no debía ser una muestra del CAEV o del MAM, sino una actividad pensada entre todos los grupos participantes, en la que cada uno interviniera en el museo con una producción que no repitiera ni documentara lo que realizan en la calle, sino que tuviera algún tema como eje. Se planteaba una muestra en un Museo de arte, pero sin curadores, artistas invitados ni obras seleccionadas.
Por supuesto, llevar el arte activista o las acciones e intervenciones callejeras al interior del museo, implicaba tensiones. Esa duda transitó por muchos de los colectivos convocados inicialmente. En algunos, les promovió discusiones que no habían tenido: su posicionamiento ante el espacio cerrado, institucional del museo, ante la definición de obra de arte y la identidad (o no) de sus producciones con lo artístico. Se fueron preguntando si querían o no sumarse a esta propuesta, que sentido tenía “entrar” al museo (y quien estaba del otro lado para recibirlos), que podían proponer, quien solventaría la muestra, etc. Otros grupos se sumaron sin conflicto, ya fuera porque lo habían resuelto en discusiones anteriores, porque no se consideran colectivos artísticos o porque encontraban una oportunidad expresiva (y comunicativa) distinta a la habitual. Cada uno de ellos fue haciendo su proceso. Algunos decidieron no participar.
La convocatoria podría dividirse en dos etapas: una exploratoria realizada durante 2009, en la que el CAEV entrevistaba a distintos colectivos platenses. Algunos se reconocían como grupos artístico-culturales (¡Y cuán amplia puede ser la definición de arte!) y otros consideraban las distintas formas de intervención urbana (los graffitis, pintadas, esténciles, figurones y convocatorias colectivas) como herramienta para la lucha política. Esos colectivos fueron sugirieron otros, abrieron sus propias redes y socializaron contactos, convocaron y recordaron más allá de lo que la gente del CAEV conocía.
La segunda etapa fue netamente colectiva. Desde diciembre de 2009 al día de apertura, en reuniones plenarias se ponía sobre la mesa cada uno de los aspectos de la muestra: el nombre, la feche, la organización del espacio, las propuestas de cada grupo, si se buscaba un tema como eje, si había auspiciantes o no, el catálogo, la posibilidad de un texto introductorio, de un video, las modalidades de difusión, los posibles participantes. Muchas tardecitas calurosas, en el CAEV primero y en el patio del Museo después, encontraron a todos los participantes discutiendo y dándole forma a esta muestra que también era un espacio de encuentro, un laboratorio de experiencias colectivas o una nueva instancia de coordinación entre grupos e instituciones que tenían un eje común: la intención de activar el espacio público.
El montaje “final”
Dijimos que la idea original fue mutando, pero no contamos cual fue su forma final. Calle Tomada se redefinió como una exposición de colectivos platenses de acción e intervención en el espacio público, que estuvieran en actividad. Cada uno intervendría en el espacio del Museo de calle 9 nº 984. En alguna sala, en el patio y/o afuera, en la vereda y en la calle. Sin delimitación previa de materiales, soportes ni dimensiones, cada colectivo presentaría lo que quisiera: stencils, murales, instalaciones, objetos modificables, textos, videos, talleres o cualquier otro formato. Como contextualización, una gran cronología ocuparía varias salas: fechas, nombres e imágenes que ayudaran a reconstruir una tradición de experiencias y activación del espacio público, desde 1968 al 2009. No aparecería un texto inicial que sintetizara ni explicara la muestra, sino un breve relato del proceso previo. Cada colectivo tendría voz a través de las intervenciones y en un audiovisual donde cada uno, mediante voz en off y fotos de las distintas acciones, contaba sus motivaciones y formas de producción.
Para difundir la muestra se hizo un golpe comunicacional: una stenciliada (a partir de un diseño colectivo) que fuera instalando coordenadas (las claves mínimas, al decir de Vigo). Entre el ruido visual de la ciudad, la imagen de una señal vial indicaba que, en 9 y 52, el 8 de abril desde las 18 hs. habría “experiencias colectivas”. Las radios y los medios de prensa comunitarios también dieron una mano: entrevistas, gacetillas y notas circularon en los días previos invitando a eso nuevo, distinto, que sucedería dentro y fuera del Museo de Arte y Memoria.
Después de varios días de montaje, arrancó la muestra. El MAM se llenó de “público”, recorriendo, armando su catálogo-carpeta, descubriendo y tocando, escribiendo y manipulando las obras. Videos, audios y colores por todo el museo. Un mar de gente dentro y fuera. Con la ayuda de solícitos contraventores se cortó el tránsito para poder pintar la gran flecha amarilla con el nombre de la muestra. Mientras la Unidad Muralista Hermanos Tello imprimía remeras en la vereda, Vatangueando tocaba en el patio del museo. Toda una fiesta.
Nada se mantiene prolijo
Otra de las particularidades de Calle Tomada era que debía trascender lo meramente expositivo. Se planificaron varios talleres abiertos (Cátedra de Artes Combinadas, Arde Minga, La Olla), una intervención callejera (La Grieta, Salida de Emergencia) y una charla abierta (ver Calle Tomada Federal) repartidos durante el mes y medio que duraba la muestra. Por otra parte, varios grupos presentaron producciones que se iban transformando y completando con la participación de los espectadores (que así dejaban de ser meros observadores y se transformaban en productores).
La Olla proponía “marcar a fuego” los recuerdos, recuperándolos a través de un “activador de memoria” que dejara huella sobre una pared termosensible. En un espacio fantástico, mediante un acto cuasi mágico, lemas, nombres y dibujos escritos con luz fueron colmando la superficie.
Arde Minga invitaba a sumergirse en un mar de corazones y seguir recortando formas de papel, para continuar con la maratónica convocatoria iniciada meses antes: recortar 30.000 corazones blancos en memoria de los desaparecidos durante la última dictadura militar. Como resultado de aquella convocatoria, el 23 de Marzo colgaron 15.000 corazones en Plaza San Martín (de La Plata) y al día siguiente hicieron lo mismo en Plaza de Mayo, recibiendo a la marcha con otras 30.000 formas. En la sala, fotos y videos registraban todo ese trabajo.
La Cátedra de Artes Combinadas invitaba a des-estructurar la cuadrícula platense: registrar, dibujar, pintar para construir itinerarios y mapas trazados desde las vivencias y miradas propias. Desde el centro-museo se fueron articulando imágenes y delineando diagonales ficticias que unían individualidades. De esta manera, la muestra se iba transformando, crecía, más allá de lo que los grupos
Además, como las discusiones en las reuniones previas habían sido tan ricas y parecían no tener fin, se decidió organizar talleres internos que, coordinados por el Colectivo Medio Limón, permitieran profundizar los debates, incluso con los colectivos convocados que no participaron de la muestra.
Peligro, arte público.
También hubo intervenciones que podríamos denominar frustradas, complicadas, impedidas. Fueron sucesos que pusieron en evidencia que el espacio público no siempre es de uso público. Que parece de todos y todas, pero para ciertas cosas. Y que en tiempos de reforma del Código Contravencional, cualquier acción comunicativa en la calle hace que uno sea un contraventor en potencia (¿o potenciado?).
Ala Plástica propuso intervenir distintos espacios del Teatro Argentino (frente al MAM) en conjunto con representantes de la comunidad Toba de Villa Bermejito, uniendo la acción ritual con una acción performática y simbólica. El registro audiovisual de la acción se exhibiría en el museo como parte de la muestra. Luego de un mes de negociaciones, las autoridades del Teatro Argentino, dependiente del Instituto Cultural del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, les negaron el acceso a las instalaciones. Si bien contaban con el apoyo de los empleados del teatro para ingresar sin la autorización “oficial”, los representantes tobas decidieron no seguir adelante si no había un reconocimiento categórico y explícito de las autoridades del teatro a la acción que se pretendía realizar. "Es inadmisible que cómo pueblo originario, preexistente al estado nacional y en el marco del bicentenario tengamos que ingresar cómo ladrones a un espacio de la cultura" dijo Félix Medina, líder de la comunidad.
Otro episodio ocurrió a partir de la intervención colectiva propuesta por La Grieta. Junto con amigos y alumnos de sus talleres, organizaron una pegatina que partía desde el museo, cruzaba la calle e invadía la vereda del teatro hasta avanzar, como enamorada del muro, en las paredes de concreto. Engrudo, letras naranjas e imaginación eran los ingredientes para empapelar la calle. Pero cuando llegaron a la vereda del Teatro, se acercaron a notificarles que no se podía pegar nada, porque ese era un “espacio público de uso privado”.Una voz burocrática trazó una línea imaginaria entre las baldosas, delimitando un área municipal y otra, infranqueable, del teatro. Hasta allí podrían llegar esos pequeños vándalos y esos adultos contraventores con sus letras y sus tachos. Incluso enviaron a la Policía primero, y a la seguridad privada luego, para custodiar la frontera.
Los límites entre lo artístico y lo vandálico, y los contextos en los que eso se define, también fue tema de otras producciones. En una de las salas del primer piso, un gran mural preguntaba: “¿Esto no es una contravención? No dudes, nosotros lo decidimos por vos”.Buenos Aires La Provincia. En frente, una foto mostraba ese mismo mural pero realizado en otra parte de la ciudad, en la calle. El callejero estaba “rechazado”, el del museo “aceptado”. Un audio de fondo enumeraba los artículos del proyecto del Código Contravencional, para recordarnos la política represiva del gobernador Scioli que busca restringir las actividades en el espacio público (ver “Scioli mete miedo” en La Pulseada nro 78). Dualidad y tensiones entre el museo y el espacio público. La distancia entre ambos determina si una pintada es arte o delito. Un fotomontaje sobre esta acción puede verse en LULI tiene blog
Arde Minga invitaba a sumergirse en un mar de corazones y seguir recortando formas de papel, para continuar con la maratónica convocatoria iniciada meses antes: recortar 30.000 corazones blancos en memoria de los desaparecidos durante la última dictadura militar. Como resultado de aquella convocatoria, el 23 de Marzo colgaron 15.000 corazones en Plaza San Martín (de La Plata) y al día siguiente hicieron lo mismo en Plaza de Mayo, recibiendo a la marcha con otras 30.000 formas. En la sala, fotos y videos registraban todo ese trabajo.
La Cátedra de Artes Combinadas invitaba a des-estructurar la cuadrícula platense: registrar, dibujar, pintar para construir itinerarios y mapas trazados desde las vivencias y miradas propias. Desde el centro-museo se fueron articulando imágenes y delineando diagonales ficticias que unían individualidades. De esta manera, la muestra se iba transformando, crecía, más allá de lo que los grupos
Además, como las discusiones en las reuniones previas habían sido tan ricas y parecían no tener fin, se decidió organizar talleres internos que, coordinados por el Colectivo Medio Limón, permitieran profundizar los debates, incluso con los colectivos convocados que no participaron de la muestra.
Peligro, arte público.
También hubo intervenciones que podríamos denominar frustradas, complicadas, impedidas. Fueron sucesos que pusieron en evidencia que el espacio público no siempre es de uso público. Que parece de todos y todas, pero para ciertas cosas. Y que en tiempos de reforma del Código Contravencional, cualquier acción comunicativa en la calle hace que uno sea un contraventor en potencia (¿o potenciado?).
Ala Plástica propuso intervenir distintos espacios del Teatro Argentino (frente al MAM) en conjunto con representantes de la comunidad Toba de Villa Bermejito, uniendo la acción ritual con una acción performática y simbólica. El registro audiovisual de la acción se exhibiría en el museo como parte de la muestra. Luego de un mes de negociaciones, las autoridades del Teatro Argentino, dependiente del Instituto Cultural del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, les negaron el acceso a las instalaciones. Si bien contaban con el apoyo de los empleados del teatro para ingresar sin la autorización “oficial”, los representantes tobas decidieron no seguir adelante si no había un reconocimiento categórico y explícito de las autoridades del teatro a la acción que se pretendía realizar. "Es inadmisible que cómo pueblo originario, preexistente al estado nacional y en el marco del bicentenario tengamos que ingresar cómo ladrones a un espacio de la cultura" dijo Félix Medina, líder de la comunidad.
Otro episodio ocurrió a partir de la intervención colectiva propuesta por La Grieta. Junto con amigos y alumnos de sus talleres, organizaron una pegatina que partía desde el museo, cruzaba la calle e invadía la vereda del teatro hasta avanzar, como enamorada del muro, en las paredes de concreto. Engrudo, letras naranjas e imaginación eran los ingredientes para empapelar la calle. Pero cuando llegaron a la vereda del Teatro, se acercaron a notificarles que no se podía pegar nada, porque ese era un “espacio público de uso privado”.Una voz burocrática trazó una línea imaginaria entre las baldosas, delimitando un área municipal y otra, infranqueable, del teatro. Hasta allí podrían llegar esos pequeños vándalos y esos adultos contraventores con sus letras y sus tachos. Incluso enviaron a la Policía primero, y a la seguridad privada luego, para custodiar la frontera.
Los límites entre lo artístico y lo vandálico, y los contextos en los que eso se define, también fue tema de otras producciones. En una de las salas del primer piso, un gran mural preguntaba: “¿Esto no es una contravención? No dudes, nosotros lo decidimos por vos”.Buenos Aires La Provincia. En frente, una foto mostraba ese mismo mural pero realizado en otra parte de la ciudad, en la calle. El callejero estaba “rechazado”, el del museo “aceptado”. Un audio de fondo enumeraba los artículos del proyecto del Código Contravencional, para recordarnos la política represiva del gobernador Scioli que busca restringir las actividades en el espacio público (ver “Scioli mete miedo” en La Pulseada nro 78). Dualidad y tensiones entre el museo y el espacio público. La distancia entre ambos determina si una pintada es arte o delito. Un fotomontaje sobre esta acción puede verse en LULI tiene blog
Sin final
Un mes más tarde, la muestra se cierra. Las producciones se desmontan. Pensadas para un espacio y un momento específico, la mayoría se desecha. El Museo recibe nuevas obras. Quedan experiencias y mucho, mucho registro. La riqueza principal de este laboratorio de colectivos no terminaba en las obras. Por primera vez, todos estos grupos se encontraron (re)conociéndose, discutiendo y pensando un proyecto conjunto. Mas allá de las falencias, de los debates sin cerrar, Calle Tomada logró lo que se había propuesto en un inicio, y explicitaba en el catálogo-carpeta: ser un “primer esbozo de coordinación y encuentro, para llegar a otro público, (…) pensar futuras articulaciones y seguir debatiendo para que nada parezca dado, naturalizado, ni cerrado. Lo mismo que se disputa en la calle”.
APARTADOS:
1- ¿Intervenciones? ¿Arte público?
Hace mucho que el arte no se limita a cuadros colgados o esculturas sobre un pedestal. Desde la década del ‘60, distintas tendencias artísticas empezaron a involucrar el cuerpo del artista (body art, performance), la interacción con el público en el espacio real (happenings e instalaciones), a producir las obras abiertas y colectivas (como el arte correo). Poco a poco, además, el arte salió del museo para tomar las calles. Si bien el muralismo monumental hacía tiempo que proponía un arte público, que interpelara al transeúnte, ahora los artistas modificaban el espacio público (intervenciones urbanas,acciones, performance) y muchas veces, han dejado de ser autores únicos para firmar como grupos o colectivos. Las formas de expresión populares (como los grafittis y stencils) se fueron recuperando como recursos artísticos. Pero no son los artistas los únicos en utilizar herramientas expresivas y comunicativas para activar las calles. Los movimientos sociales, organizaciones y agrupaciones han sumado al repertorio de pancartas, afiches y pintadas a los stencils, los figurones, las performances, entre otros.
Desde el estallido social del 2001, esta forma de arte crítico local ha integrado la agenda de museos, curadores e investigadores nacionales e internacionales. Un sinfín de artículos, tesis académicas, muestras y libros han ido discutiendo y compendiando las distintas producciones de esta nueva forma de arte crítico. En muchas oportunidades, las fotos y registro de las acciones, los “rastros” de las producciones callejeras, se transformaron en obras de arte, depuradas de su potencia original y su impronta revulsiva. En esos casos, la institución artística (el conjunto de museos, universidades, críticos, curadores, galeristas, especialistas, artistas, etc.) lograba incorporar producciones que, incluso, no se habían pensado con un objetivo artístico.
2- Una vuelta en colectivos
ALA PLASTICA: Desde 1991 desarrolla obras artísticas no-convencionales concentrando sus acciones en la comunicación, intercambiando experiencias y conocimientos junto a grupos locales para promover dinámicas autorganizadoras y alternativas ambientales de desarrollo.
ARDE MINGA: Compañía cultural multidisciplinaria que busca vincular el arte y la comunidad, activando sensaciones y emociones, a través de experiencias lúdicas, corporales y la palabra viva. Proyecto 30000 corazones: Blog
ADDHES (Autoconvocados en Defensa de los DDHH de los Enfermos de Sida): Hace más de 10 años denuncia e intenta visualizar la problemática de los enfermos de HIV Sida de sectores carenciados. Organizan distintas actividades como jornadas, ciclos de cine y talleres de discusión.
CÁTEDRA DE ARTES COMBINADAS Y PROCEDIMIENTOS TRANSDISCIPLINARES: Asignatura de la Facultad de Bellas Artes. Desde el año pasado, incorpora las formas de arte contemporáneas a la formación en Artes Plásticas, haciendo hincapié en la apertura al ámbito público a través del registro, la intervención y realización transdisciplinaria.
GRUPO LA GRIETA: desde 1993 edita revistas y libros, organiza talleres, recitales, convocatorias artísticas, presentaciones de libros y espectáculos, coordinado actividades para chicos, adolescentes y adultos. Desde 2004, tiene su sede en el Galpón de Encomiendas y Equipajes (18 y 71). Su mayor producción es la Muestra Ambulante. Mas info en el blog.
GRUPO LA OLLA: A través de talleres y trabajos colectivos buscan “devolver al pueblo la belleza”, haciendo hincapié en la identidad de los pueblos en los que trabajan. Partiendo de una concepción del arte como herramienta popular, buscan “generar un puente, un diálogo, que ponga en primer término la solidaridad, la unidad en la diversidad y la necesaria idea de cambio social”. Mas info: en FB: La Olla ; grupo_la_olla@hotmail.com
LULI: colectivo de intervenciones en el espacio público y virtual, mediante diferentes acciones: calcos, stencils, intervenciones, pinturas murales o páginas web.
SURCOS-PRAXIS: Ambas organizaciones surgieron al calor de las luchas del 2001, con el principal objetivo de dar una disputa política y cultural contra el orden dominante. En La Plata, trabajan junto desde 2008.
UMHT (Unidad Muralista Hermanos Tello): desde 2007, las distintas UMHT (en Buenos Aires y en La Plata) realizan muralismo libertario en coordinación con organizaciones territoriales y de DDHH.
ASAMBLEA JUSTICIA X SANDRA: Esta Asamblea organiza y coordina acciones por el femicidio de Sandra Ayala Gamboa, violada y asesinada el 22 de febrero 2007 en Rentas- Archivo del Ministerio de Economía (actual ARBA). Esta agrupación participó de todo el proceso de formación de la muestra, pero los vaivenes en la causa judicial y el intento de reapertura de ARBA las obligaron a avocarse a otras actividades, que no les permitió presentarse en la muestra.
3- El Centro de Arte Experimental Vigo
Custodia la producción y el archivo personal del artista platense Edgardo Antonio Vigo (1928-1997), en el que fuera su taller, en 15 nro. 1187. Está abierto a artistas, investigadores y curiosos que quieran conocer su obra. El equipo del CAEV, coordinado por Ana María Gualtieri, ha curado y gestionado diversas exposiciones sobre Vigo y otros artistas experimentales contemporáneos. centroexperimentalvigo@yahoo.com.ar ; en FB: Centro Experimental Vigo
4-Museo de Arte y Memoria
Fundado en el año 2002, depende de la Comisión Provincial por la Memoria, organismo público, autónomo y autárquico, presidido actualmente por Adolfo Pérez Esquivel y Hugo Cañón. A través del discurso artístico, genera un espacio de reflexión sobre el autoritarismo y la democracia, no sólo durante la última dictadura cívico-militar sino también en el presente. El Museo cuenta con un servicio de visitas guiadas para escuelas y público en general y una videoteca especifica sobre derechos humanos. Gestiona muestras plásticas itinerantes, y ofrece cursos, seminarios y talleres. Está en 9 nro 984 entre 51 y 53.
5- Calle tomada federal
Gracias a la comunicación por mail y a la difusión por blogs, La Araña Galponera, colectivo artístico mendocino, visitó La Plata para conocer Calle Tomada y, de paso, relevar y entrevistar a los grupos locales. Dieron una charla en el museo y se sumaron al taller interno. Fascinados por la efervescencia platense y la capacidad de producción y articulación de los distintos grupos, volvieron a sus pagos con fecha de reunión agendada: un Encuentro de Arte y Política que se realizará en septiembre, en Córdoba. En La Plata ya se está armando un “pre-encuentro” para el 22 de este mes que, por sus participantes, será una suerte de continuación de Calle Tomada.
6- En la web
Cronología abierta e interactiva: permite cargar acciones e intervenciones urbanas de colectivos y artistas platenses (o que se hayan realizado en La Plata). Se puede subir información e imágenes, y descargar la base de datos completa: www.calletomada.freeiz.com
Textos, videos y más fotos de la muestra pueden verse en el blog o en Facebook